Diapositivas A Todo Color

Son las seis y media de la mañana, me he levantado de forma repentina.
Necesito escribir … no hay nada mejor después de un coma tan profundo al cual se ven sometidos mis sentidos a cada anochecer.

Observo la taza de café que se extenúa ante mi, cuyo aroma un tanto amargo pero dulce a la vez impregna la sala con un perfume denso y empalagoso hipnotizándome como hacen los encantadores de serpientes.
Yo soy la serpiente y danzo al son de esta agridulce fragancia que parece poseerme en esta fría mañana, forrándome de un cálido y tierno aroma mas propio de un bar que de una simple e insignificante cocina.

Tras esta danza prematura me postro en mi silla, una sonrisa un tanto pícara se dibuja en mi rostro mientras rodeo con delicadez la taza de café humeante… La rodeo como esa esencia  me rodea a mi, confiriéndome así un aura de serenidad , como la que conservan los mártires en las llamas del infierno.
Es ahí cuando , con una parsimonia déspota, miro por la ventana y me asombro súbitamente con la incalculable, clara y alboreada mañana.
Reflejos violetas, rosas, naranjas se incorporan, como en una paleta de pintura, a un cobalto cielo.
Examino, curioseo, contemplo de forma descarada y extenuada sus límites aún teniendo conocencia de que no los hay.

Acometiendo así, de forma instintiva y meticulosa, esbozos en el cielo, como un pintor veleidoso crea sus bocetos, jugando con los colores de forma irremediable cual niño encaprichado anhelando de esta forma conquistar un horizonte mudo.
Ilustraciones a todo color de momentos vividos, de momentos futuros, de oportunidades y de desengaños, de hilaridades y de desencantos, de vidas ajenas y de vida propia… de vida y de muerte, hasta así construir acontecimientos extraordinarios, recuerdos por así decirlo.
Recuerdos de los cuales surgen mundos hasta entonces insospechados… Allí me encuentro exhalando el perfume de autenticidad que inspiran mis recuerdos, observando la belleza fulgurante que llevan dentro; ser Un Maestro, Un Guía, Una Divinidad; alcanzando con el espíritu esferas inaccesibles, penetrando, a escondidas, en los laberintos de la inspiración, acariciando la genialidad con la punta de los dedos, gozando infinitamente del éxtasis que emana de ellos.


De pronto una larga llamarada furiosa se enciende en mi interior, como un grito que se libera por fin, impetuoso suspiro que se apaga tan pronto como se ha elevado.
Entonces me pregunto:
 “ ¿ Y cuando llegue el día en el que me tenga que despedir de ellos - de estos sublimes recuerdos- en mi último, y exhausto, aliento, como le anunciaré a mi Otro Yo - mi Yo más creativo- que es la hora de su desdichado fallecimiento? "

Ese final , también será mi final, porque el testigo muere de no poder dar más testimonio, porque el discípulo muere por el tormento de la pérdida, porque el protector muere por haber flaqueado y el admirador, al fin, muere por adorar un cadáver abocado a la paz de los cementerios… Mi Final…
Pero al revés de lo que pueda parecer, no lamento nada, porque esa parte más creativa que se haya en busca de la belleza soy yo, mi Otro yo y me veo sin duda capaz de reconocer en este silencio que me hostiga el sabor agridulce de la felicidad.