jueves, 5 de mayo de 2011

" Cascadas de Jazmín "

Los cantos matinales de los pájaros me despiertan, como susurros naturales, palabras que se entrelazan dando nuevos colores, formas, embelesos a mis percepciones y cuyas palabras aclaman e imploran que observe a mi alrededor.
En el aire inmóvil, saturado por el zumbido de insectos invisibles, se ha detenido el tiempo.
La habitación se ve salpicada por la luz de un sol tímido que entra por las rendijas de las contraventanas dando una luz pura pero atenuada, envolviéndome, así, con su belleza inmediata y otorgando a la vez un tono gris al entorno. Un gris suave y relajante.
Un color que aún se veía empapado de aquella fragancia proveniente del jazmín del balcón que anoche acunaba y mecía nuestros gestos.

Así pues, me incorporo costosamente y en eso segundos de acción me siento viva… Vitalidad corre por mis venas, un líquido curioso que me proporciona frescura y placer.
Pero de todos modos en esos segundos de movimiento percibo que algo no va bien. Mi cabeza da vueltas cual ruleta, mis brazos pesan como si a ellos se encontrasen amarrados un par de pesas, alejándose así de la ligereza veraniega del ave grabada en mi antebrazo, de mi tatuaje. Mis parpados parecen ser independientes al resto del cuerpo, cerrándose a intervalos de tiempo desigual y sin que yo se lo mande, mis labios están secos así como desgastados y no consigo hallar el por qué.

Tanta paz me altera, tanta frescura me acalora, tanto equilibrio me desequilibra.

Allí y tras semejante alteración decido palpar el problema, la cuestión de esa sensación, intento hallar el enigma cual matemático ofuscado en un teorema, removiendo los confines del pasado, de las horas acontecidas, de un destino que me ha llevado por la mano a éste estado.
Al cabo de un instante miro bajo las sabanas y al hacerlo, mucho antes de ni siquiera preverlo, contemplo como mi piel desnuda está en contacto con la única respuesta de ésa situación. Las solas que realmente saben y guardan la llave de lo que ha pasado.

De repente me recorre la sensación de un gong sonando en mi cabeza. En efecto, todo concuerda, se entrelaza, se mezcla, se fusiona… Allí está tu figura, desnuda y perfecta. Bella y afable.
Equilibrio puro y corporal, equilibrio natural como el perfume del jazmín que subyuga mi olfato.
Me pongo la mano en la boca como para impedir que las palabras escapen de ella e interrumpan, quebranten, ése descanso en el cual tu cuerpo parece ser la base
Aún así las palabras anegan mi mente… Palabras como paraíso, edén o cielo… Todas sinónimas del bienestar que en esos momentos percibo.
Tu piel iluminada me recuerda a polvo de terciopelo en los confines de la seda. Tus ojos cerrados me invitan a, una vez abiertos, eclipsarme con ellos, como si se tratasen de oro exótico.

Todo ello empujándome a contemplar la habitación que se refleja en un espejo sol y que se convierte en un cuadro, ya que sugiere todo un mundo, toda una vida, toda una acción estrictamente circunscrita entre los bordes del azogue y aislada de la vida de alrededor.
Una aura mágica orquestada por cascadas de jazmín que caen de las paredes del patio, y la cual me hace desear desvanecerme en tus besos como hice la noche anterior, despertarme tras cada uno de ellos con cada una de tus caricias.
Es cierto, ambiciono estremecerme con cada una de tus miradas doradas y con cada una de tus sonrisas de mármol. Ser yo misma junto a ti, como un hombre que se contempla en un espejo sin hidrargirio sin sospechar que, al otro lado, alguien lo observa.
Ser fruto de un deseo inalcanzable y a la vez ser tu más álgido placer.

Exacto, todo ese cuadro hacía que anhelase, a cada segundo, beber de tu esencia, de tu estampa como si mis labios fuesen hidrópicos.

Y en esa estancia aislada del mundo. En esa cárcel de cuatro paredes pero de sabor dulce, analizo con sumo detalle la sucesión de sensaciones, dilatándolas lo que dura una frase, una melodía verbal.
Tu respiración inspira un ritmo perfecto, una rutilante armonía y con tanta perfección a mi lado me siento como Judas, no porque fuese a traicionar, sino por ser una impostora, extraviada en el Olimpo e invitada por error a ése paraíso de percepciones.

En ese instante es cuando capto el significado, hayo el teorema. Todo ese escenario mágico no es más que una invitación pero también una amenaza velada, ya que sabía que en cuanto cayese el telón tú volverías a ser humo y yo persona.
En ese momento de comprensión, tal vez drogada por el celestial aroma del jazmín, sentí un impulso y te besé.
Extraordinariamente tú abriste los ojos y me sonreíste, tal y como yo deseaba, fundiéndonos así en un abrazo que se metamorfoseo en el cuerno de la abundancia de las sensaciones simple…

De repente abro los ojos, estoy estirada en mi cama desorientada y triste a la vez. Veo esa luz que entra por las contraventanas, percibo esa fragancia de jazmín proveniente de las voluptuosas cascadas que adornan mi jardín.
Es allí cuando de un movimiento rápido miro hacia dónde debería estar tu figura, pero por mas que repita el mismo gesto una y otra vez sé que tú no estás allí.
Así pues me digo casi con la intención de flagelarme ¿Qué somos sino patéticos súbditos de nuestros deseos no realizados?. Tú eres un deseo no realizado, y soy sierva de ese deseo. Un deseo que anhelo poder asir, tocar, palpar, besar…
Un sueño que se repite como una película antigua cuya cinta se quema con el paso de las horas.
Muriéndome a casa anochecer, renaciendo a cada vez de esa luz creadora.
En efecto, allí me encuentro yo, robándole al destino los segundos para así poder verte una vez más en esa vida irracional que ha construido mi mente, recordando nuestro esplendor que se funde una y otra noche con ese abrazo.

Y desde ese sueño tu imagen surca los mares de mi mente, cual carabela colonial en busca de El Dorado, perturbando, quebrantando, descomponiendo la calma y haciendo que cada noche anhele ese sueño perfumado con el jazmín de mi balcón.
Diciéndome que al fin y al cabo nuestros besos son despedidas.

1 comentario:

  1. magnanimo valentinne..., leerte es pasearse por el filo q debe separar las sensaciones de vida y muerte..., siento una atraccion incontenible a zambullirme en eso q llamas "los mares de mi mente" y dejarme arrastrar por nuevas poesias.., nuevas historias..., en fin..., solo me falta el jazmin.., (mi flor preferida ohhh nada original...).., eso llega por aqi en noviembre.., pero me regalaste su frangancia hoy, en este irracional mayo austral..., besos amorosa

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